Oh, Jehová.
Mi corazón se retuerce a causa de mi propio silencio.
Mi boca calla lo que mi alma desea gritar.
Y sólo Tú, Señor, conoces la ansiedad que inunda mi interior.
El orgullo y la soberbia han corrompido tu templo.
Cuánto, cuánto, cuánto añoro tu retumbante voz en mi oído,
para no dudar que me has perdonado.
Y con gemidos de dolor, puedo ver mi propia existencia hecha trizas.
Oh, Jehová, en nuestro lugar de encuentro, yo te ruego...
Sin tu perdón, soy nada.
Y entonces siento como la brisa,
algo que rodea mi cabeza, y comienzo a temblar.
Quisiera llorar, pero me rodea el mundo.
Y ya quiero encontrarme contigo en nuestro lugar, para poder clamar:
"Arráncame este corazón.
Deseo que pase por tus manos y lo hagas nuevo.
No importa cuánto duela, sé que al final saltaré de alegría.
Pero yo ya este corazón no quiero.
Este corazón que provoca dolor a las personas que amo.
El que te provoca dolor..."
Quítalo y hazlo de nuevo.
Porque ahor