"Jesús, hijo de David, ¡ten misericordia de mí!" Escúchame... "Jesús, hijo de David, ¡ten misericordia de mí!"...
...Amado, no me dejes que comienzo a sentir la soledad de tu llamado.
Miro a mi alrededor en busca de una mano ayuda, pero solo puedo contemplar tu resplandor sobre mí.
He aquí lo único que veo... mi cuarto vacío y el silencio de tu voz.
Oh, Jesús... ¡tan solo no enmudezcas!
¿Qué no vez que desfallezco?
Oh, Jesús... ¡tan solo un minuto!
En tu pecho quiero reposar y así el latido de tu corazón escuchar, para vivificar el alma mía que solitaria esta noche se siente.
Oh, Jesús... ¿quién como Tú, para matar la desesperación?
Hoy, aquí me tienes, justo como aquel ciego, diciendo: "Maestro, quiero ver."
¡quiero ver! ¡quiero ver!
Oh, Jesús... ver aunque sea la silueta de tu presencia.
Oh, Jesús... por favor, ven y dime que sola no estoy.
Selah
Ven para decirte, "Gracias por la soledad".
Porque es gracias a e