No sé que me ha estado pasando últimamente... okey, si lo sé.
Esa gran debilidad que tengo ha salido a la luz en gran manera estos días, y justamente contigo. Mi frialdad.
Esa que tú, con un rostro claramente afligido me dices "se más cariñosa y atenta..."
¿Cómo es que a semejante preposición no ha hecho ni un solo cambio en mi forma de actuar?
¿Cómo puedo ser tan insensible a esa mirada de tristeza y desilusión?
¿Cómo he podido hacer oídos sordos ese tono de voz paciente y dulce que me dice "no estes mal, que me pones mal a mí."
Y a causa de darme cuenta, oh... ¡me he dado cuenta! que he estado convirtiendo en cortantes conversaciones nuestras llamadas.
Y de que solo he estado siendo receptora en esta relación, mas no emisor...
Que he permitido que mi aguijón de carne este por sobre el nuevo corazón que Jesús ha depositado en mí.
Sí, he olvidado preguntarme qué haría Cristo en mi lugar.
Y así, perdí la dulzura que había podido conseguir.
¡La cual tanto había anhelado! ¡Esa que me deleitaba transmitir!
Poco a poco, he ido cayendo...
Poco a poco, lo olvidé; A depender de su gracia...
Y hoy, has traido respuesta a mi incierto rumbo.
Mi salvador, ¡TÚ! Mi Jesús, has amado hasta la parte más despreciable de mí.
Me has hecho ver como he hecho daño a las personas que amo.
Me has dicho "Ven, vuelve a sonreír y a transmitir el amor que he puesto en ti."
Y entonces mi corazón, vuelve a sentirse blando... ¡qué exquisita sensación!
Me recorre todo el cuerpo, y mis ojos desbordan lágrimas,
pues, vuelvo a experimentarlo; Ese cautivador abrazo, tu abrazo.
Aquellas amables manos, guiadoras de cada paso; Aquellas manos que al sujetar mis brazos, estos se convierten en alas; Y puedo soñar.
¡OH, MI DIOS! ¿Cómo podría dejarte? si has hecho crecer flores en un campo donde sólo había espinas, mi propia frialdad.
¿Cómo podría dejarte? Si has respondido, y hoy bajo la lluvia puedo danzar.
Cómo podría dejarte... ahora que me has dicho:
"Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad."
Solo eso me basta, tu hermosa gracia... para que mi frialdad se convierta en amorosa melodía a los oídos del dulce cantor que has traido mi vida; Mi más encantadora bendición.
Para que se convierta en grata fragancia a tu presencia, la cual hoy es mi más perfecta y agradable morada.
Esa gran debilidad que tengo ha salido a la luz en gran manera estos días, y justamente contigo. Mi frialdad.
Esa que tú, con un rostro claramente afligido me dices "se más cariñosa y atenta..."
¿Cómo es que a semejante preposición no ha hecho ni un solo cambio en mi forma de actuar?
¿Cómo puedo ser tan insensible a esa mirada de tristeza y desilusión?
¿Cómo he podido hacer oídos sordos ese tono de voz paciente y dulce que me dice "no estes mal, que me pones mal a mí."
Y a causa de darme cuenta, oh... ¡me he dado cuenta! que he estado convirtiendo en cortantes conversaciones nuestras llamadas.
Y de que solo he estado siendo receptora en esta relación, mas no emisor...
Que he permitido que mi aguijón de carne este por sobre el nuevo corazón que Jesús ha depositado en mí.
Sí, he olvidado preguntarme qué haría Cristo en mi lugar.
Y así, perdí la dulzura que había podido conseguir.
¡La cual tanto había anhelado! ¡Esa que me deleitaba transmitir!
Poco a poco, he ido cayendo...
Poco a poco, lo olvidé; A depender de su gracia...
Y hoy, has traido respuesta a mi incierto rumbo.
Mi salvador, ¡TÚ! Mi Jesús, has amado hasta la parte más despreciable de mí.
Me has hecho ver como he hecho daño a las personas que amo.
Me has dicho "Ven, vuelve a sonreír y a transmitir el amor que he puesto en ti."
Y entonces mi corazón, vuelve a sentirse blando... ¡qué exquisita sensación!
Me recorre todo el cuerpo, y mis ojos desbordan lágrimas,
pues, vuelvo a experimentarlo; Ese cautivador abrazo, tu abrazo.
Aquellas amables manos, guiadoras de cada paso; Aquellas manos que al sujetar mis brazos, estos se convierten en alas; Y puedo soñar.
¡OH, MI DIOS! ¿Cómo podría dejarte? si has hecho crecer flores en un campo donde sólo había espinas, mi propia frialdad.
¿Cómo podría dejarte? Si has respondido, y hoy bajo la lluvia puedo danzar.
Cómo podría dejarte... ahora que me has dicho:
"Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad."
Solo eso me basta, tu hermosa gracia... para que mi frialdad se convierta en amorosa melodía a los oídos del dulce cantor que has traido mi vida; Mi más encantadora bendición.
Para que se convierta en grata fragancia a tu presencia, la cual hoy es mi más perfecta y agradable morada.