
Una olla de preguntas aún sin respuestas giran en mi cabeza, aveces queriendo explotar.
Pero todo hasta el momento iba bien, hasta aquellos “sin querer queriendo” que lees por ahí.
¿Por qué? Es injusto.
Signos de interrogación danzan como burlándose de mí.
Puede haber un caos en mi interior.
Puedo no entender nada.
Puedo querer salir huyendo.
Puedo sentirme como un naufrago sin nada alrededor.
Puedo ver mis deseos hacerse polvo sin alguna compasión.
Puedo contemplar al interminable invierno que parece no querer marchar.
Puede faltarme el aire y mis piernas de miedo tambalear, pero bastará.
Tan solo bastará con mirar hacia arriba y ver el rostro de Papá.
Para que su tierno mirar convierta al temor en ardiente valor.
Porque solo bastará oírle decir “todo va a estar bien” y entonces sonreiré.
Porque no se trata de mí, eso bastará; porque se trata de ÉL.